Autobiografia (Segunda parte)

Acuciado por la ruina familiar y harto de luchar en una España empobrecida y sin posibilidades, vendo el pequeño taller, caso a la hermana y con el dinero justo para tres pasajes salgo hacia el Brasil.

En 1952 con una cartilla de racionamiento, con los ojos cargados de lágrimas dejo esta áspera tierra tan llena de contrastes a la que tanto siempre he querido.

Los dolores de la emigración da para escribir varios libros. Dejando al margen las vicisitudes que a uno le pueden suceder en un país extraño viendo que un exceso literario en quien casi no sabe escribir pudiera resultar insípidamente pesado, condensaré en pocas líneas quizá lo que pudiera ser la parte más importante de mi vida artística.

En Río de Janeiro trabajo de operador cinematográfico, después de un nuevo examen. Ajustador, encargado de electricistas y logro llegar a tener en sociedad una pequeña tienda de electricidad y radio en Copacabana.

La vida es dura y ofrezco mi trabajo al mejor postor. No obstante tengo más horas libres y eso hace que mi vena artística florezca de nuevo con nuevos ímpetus. El mercado del arte es más extenso. No sé ve gran pintura excesivamente, pero por el contrario la llamada pintura comercial funciona. No es un coto cerrado a los ricos como en nuestra España y la pintura sale a la calle, buena o mala.

Mis pinturas van mejorando. De algunas cosas que hago ya no me avergüenzo y un buen día al realizar un trabajo eléctrico en la galería de un israelí hace cambiar un poco el rumbo de mi vida. Al hablar de arte con el tal Isac, aprecia en mí, a su entender, grandes conocimientos artísticos y extremada sensibilidad. Piensa que tengo un buen o gran ojo clínico en estilos y técnicas y gran experto en pintura del XIX. El impacto en mí es de asombro. Me ofrece la dirección de la galería "Copacabana Arte", con porcentaje en la venta y allá voy con mis flamantes tarjetas de director artístico.
Con alguna complicación me caso por poderes con la mujer que quería, la guapa madrileña que esperaba mi llamada y ya rodeado de cuadros de ambiente artístico permanente, con más horas libres para soñar y pintar me siento inmerso definitivamente en el mundo del arte. Siento la necesidad de crear, me lo impongo como un sacerdocio, también empujado anímicamente por una dolencia que arrastré varios años en las piernas que casi me impedían andar, aunque sí seguir regentando la mencionada galería.
Mas tarde me ficha otra galería "Galería Nagasaki" y algún año más tarde expongo al aire libre en la playa de Botafogo, donde alquilo mi primer estudio. Ya vendo cuadros con cierta asiduidad y soy aceptado en la Nacional de Bellas Artes.
Cada vez más me seduce, como yo digo, la cocina pictórica y aun sintiendo que la meta es inalcanzable, experimento, pruebo, estudio y silenciosamente, pasando el tiempo, ese velo tenebroso inicial se va esfumando y se hace cada vez más diáfano y transparente. Se va creando una vida interior más densa ésta va madurando y las metas se van sobreponiendo.
Alquilo, más tarde, un estudio en Copacabana, en un edificio comercial y en exposición permanente copo todos los pasillos y salones. En el mencionado edificio funciona el Juzgado de la Zona sur y pinto un mural para el juzgado que representa la Justicia. Realizo murales en dos cafeterías y vendo cuadros a plazos.
Seducido siempre, por los artistas del Renacimiento aprendo a dorar a hoja, bruñido y a laquear, decapes, pátinas y hacerme los colores y las telas. En mi modestia admiro siempre el aprendizaje de aquellos maestros que desde niños empezaron en los talleres aprendiendo el oficio desde la raíz.

Con un bagaje artístico mucho más interesante en estos diez años de vida brasileña, vuelvo a España en 1962. El contacto que tenía con el mundo artístico era nulo, antes de mi partida, pero aprecio que ha evolucionado relativamente poco. Se celebran pocas exposiciones y rara es la casa que tiene cuadros colgados. Me siento extranjero en mi tierra.

No tuve tiempo de meditar el camino a seguir y a los siete días justos de poner mis pies en la estación del Norte ya estaba trabajando en los Estudios Cinematográficos Exa, en calidad de ayudante de sonido. La admisión es con la imposición de trabajar las horas que hiciera falta y en ese momento de mayor producción cinematográfica española de todos los tiempos, unido a las grandes producciones americanas que se rodaban en España, me hacían vivir en el estudio más que en mi casa. A veces demoraba tres días en volver.

Me tocó trabajar con casi todos los monstruos del cine americano y por supuesto con los más modestos astros nacionales. Fue una gran experiencia y por lo menos me sirvió también para comprarme un modesto piso de renta limitada y un 600 de segunda mano.

Años más tarde fiché como montador en Estudios Moro. Monto doblajes, documentales e interminables lista de anuncios y dibujos animados. En algunos trabajos por mi labor se consiguen premios, que van a figurar a nombre de otros -España de mi alma-, y como la colección de cuadros pintados ya es importante, realizo mi primera exposición en Madrid en 1.970, con esta presentación:

"Después de una larga vida artística por Suramérica, principalmente en Brasil, me presento por primera vez en España con una exposición individual, tras haber participado en varias colectivas".

No quiero valorar mi obra. Por encima de todo cuanto hago en arte, y en mi vida privada, deseo que sobresalga la sinceridad. He considerado siempre que esto es fundamental para no traicionarme a mi mismo. Como pintor nunca he deseado colgarme una etiqueta de moda o amaneramiento. He pintado siempre lo que he sentido en cada momento, y por eso mi obra no parece encuadrada en unos moldes rígidos. ¿Qué si me arrepiento de algunas de mis obras? Por supuesto podría decir que de casi todas. En arte hay mucho camino por andar, y yo descubro cada día que mi meta es infinita, porque me exijo cada vez más."
Estas letras podría firmarlas ahora, 17 años después.

El ser admitido en una Nacional de Bellas Artes me animó a realizar esta exposición, con gran éxito por cierto. La crítica me puso muy bien y fui entrevistado en Televisión Española. Varias emisoras de radio me hicieron entrevistas y así me consideré un poco matador en mi tierra, a pesar de que llevaba muchas corridas toreadas.

Desaparecen Estudios Moro y con ello arrastra a todo su personal. En esos momentos un crítico de arte me ofrece la dirección de una galería de la calle Campoamor, simiesquina Sagasta. Acepto. Remodelo la galería e inicio de nuevo otra andadura. Ya consolidada y con una pléyade de pintores importantes en cartera, derriban el edificio. Por supuesto desaparece la galería y acepto en esos momentos la gerencia y relaciones públicas de una nueva agencia de prensa.

Tengo con los grandes directores entrevistas y soy nombrado Vocal Nacional de Prensa. Un entorno diferente impregna mis esponjas creativas y realizo exposiciones en Bilbao, Victoria, Valladolid y Zaragoza, con excelente crítica. Escribo artículos sobre arte y temas para mí importantes o curiosos siendo publicados en diferentes diarios nacionales. En algunos casos realizo entrevistas y viendo que ese mundo interesante no es el mío vocacionalmente, sintiendome maduro artísticamente y pensando que solo se vive una vez, abandono la seguridad para enfrentarme a cuerpo limpio con las necesidades de la vida, con mis pinceles y colores.

Desde entonces 1972, con más de sesenta exposiciones individuales, muchas colectivas cuatro premios conseguidos, componente del jurado de varios certámenes, organizador de varios homenajes a artistas fallecidos o enfermos y componente fundador del Colectivo de Pintores Madrileños. Con más de cuatro mil obras realizadas, con una amplia serie de críticas favorables sobre mi obra, diseminada por ese mundo de Dios en muchos países, siento que no he hecho casi nada. Me parece que quiero atrapar el tiempo perdido y a veces pienso de que estas ansias por pintar y hacer nuevos temas no sería la que sintieron aquellos grandes monstruos del arte. Si ellos como genios tuvieron que cabalgar a las grupas de un tesón indomable, que menos que el mismo tesón y vocación para alcanzar esta modesta meta de este pintor que es feliz con lo que hace pero no está satisfecho.
Mi máxima de luchar y trabajar como si fuera a vivir siempre y vivir cada día como si me fuera a morir mañana, sigue latente y deseo que si esa llamada inspiración se acerca a mí, que me encuentre delante de un lienzo y no presumiendo de artista bohemio en cualquier café.

Mi vida me ha hecho conocer a muchas gentes. Famosos, menos famosos pero entrañables, héroes anónimos, personajes curiosos, personajes importantes y estrellas cinematográficas. Desde la Reina Dña. Sofía hasta D.Enrique Tierno Galván; conocí tantos seres humanos que de todos aprendí algo. Nada se hace de nada.
Concluyo mi pequeño apunte biográfico diciendo lo que escribí en una de mis exposiciones:

"Donde pone el hombre en el suelo la planta, pisa siempre mil caminos y mi camino no es llegar sino ir, estar yendo. Aquí me tienes caminando por el hermoso sendero de la pintura. Al caminar o viajar volvemos a ser niños y el niño es inocencia y olvido. Un nuevo comienzo, un juego, una rueda que echa a girar espontáneamente, un movimiento inicial, un santo decir ¡sí! Mi rueda comenzó a girar hace ya tiempo, devanando con hilos invisibles el entramado de mis sueños para tejer la realidad de mi vida. Así he llegado a la madurez con los sótanos del alma bien repletos, porque de sobra sé que no nos hemos dado nosotros la vida, sino que no es dada sin ser hecha y tenemos que hacernosla.

Valorar es crear. Si no se valorase, el árca de nuestra existencia estaría vacía. Opino que el día que a la fantasía renuncie la Humanidad perecerá, y creo que el arte no es cosa distinta de la vida, es flor de la vida, consuelo para permanecer en ella, como emancipación de algunos instantes, como esencia de la naturaleza y, por tanto, una fuerza viva y permanente.
Aspiro a ser auténtico para lograr ser creador y plasmar con pigmentos, ideas, pensamientos e inquietudes, a poder ser con belleza que se estime y se sienta.

En mi pintura, como en mi vida, tengo sed, ansia, afán y deseo de conseguirlo. Admito que casi siempre solo se puede decir una fracción mínima de lo que se piensa, y aún así, algunas obras te "morderán" y te harán pensar y meditar. Si es así habrán conseguido el fin que me propongo. No olvidemos que nuestra vida es un constante aceptar heridas y un responder enérgico a esa benéfica vulneración. Muchas veces en el rechazo puede existir la sombra de una caricia.

Y repitiendo las palabras de un gran pensador. "En esta hora de universal crepúsculo, cuando todo el Orbe desciende moribundo por la esplendida fiesta de la agonía."... En este momento y, por supuesto, con optimismo, te ofrezco lo que pienso y hago con amor, con ese amor que dilata el alma salvando las distancias; admitiendo que como ser humano soy un objeto complicado y sutil, que ansioso de sobrevivir trato de comunicar cierto valor a las cosas para no olvidar el camino ni olvidarme de caminar.

Remato esta modesta historia, de pluma torpe, con la frase de un gran poeta:

"Confieso que he vivido"


Jesús Molinero Rey - Copyright © 2024

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